Las Vacaciones 2020
- MGF
- 5 nov 2020
- 2 Min. de lectura
Habría personas que vieran mal que nos fuésemos de vacaciones con la situación que se estaba (y sigue) pasando en España.
Nos daba igual.
Necesitábamos aire fresco, sobre todo yo, que llevaba desde el 11 de Marzo 24h al día con Aarón (exceptuando los ratitos pequeños que se iba al campo con Edu). No dormía en condiciones, no descansaba, me sentía agotada día y noche.
Noche tras noche, conseguía dormir a las 4, 5 o 6 de la mañana, había días, en los que me "echaba una siesta" de 8 a 10 o de 9 a 10...
Mi cuerpo, y sobre todo, mi mente, necesitaban desconectar, necesitaban un cambio, necesitaban disfrutar.
Eran primeros de Agosto y aún no tenía cogido ningún apartamento u hotel para poder realizar esas vacaciones, tampoco sabía qué día exactamente podríamos irnos por el trabajo de Edu, pero al fin llegó el momento y el día 11 de Agosto salimos para Gandía.
Gandía playa, ese pueblo al que llevamos yendo desde hace 4 años Edu y yo, y desde un par de ellos antes iba con mis padres. Fueron unas vacaciones tranquilas, piscina, algo de playa, una visita y muchas llamadas a mi madre.
Aarón se lo pasó pipa en las vacaciones, siempre quería "agua, agua" nadaba en las piscinas y en la playa con sus manguitos (aunque la playa daba un poco más de miedo y quería agarrarse a alguno de nosotros), hubo un día que se levantó a las 7 de la mañana pidiéndonos ir a la piscina y por supuesto, se "empanó" en la playa.
Un día estando allí, nos llamó Julián, el tío de Edu, y nos invitó a pasar unos días en su casa, así que, inesperadamente pasamos también unos días en Almería, unos días en familia, reconfortantes, viendo paisajes preciosos, sintiéndonos como en casa. Tan como en casa, que el irnos de allí después de 4 maravillosos días nos costó un llanto.

Conseguimos descansar, disfrutar, tomarnos un "helaito rico" como decía Aarón cuando le dábamos su mini tarrina de leche merengada, "helaito rico, helaito rico, helaito rico" una vez tras otra, como siempre, repitiendo, pero ya estamos acostumbrados a ello.


El cambio vino genial, empecé a dormir mejor, a dejar de dar tantas vueltas a la cabeza y lo más importante... ¡a preparar el inicio del cole!
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