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El viaje y el transplante

Ya de vuelta, recompuestos, recuperados los horarios y más descansados, lo primero queremos agradecer a tod@s los que de una forma u otra habéis colaborado para que todo esto fuera posible, familiares, amigos, conocidos, desconocidos, comercios y empresas de Villarejo de Salvanés, Asociaciones, Ayuntamiento de Villarejo de Salvanés y a Jorge González, todos y cada uno de vosotros sabéis quienes sois, que os habéis volcado con Aarón y con nuestra historia, cada uno del modo que ha podido.


El pasado 22 de noviembre viajábamos desde Madrid, durante 11 horas en un Airbus-350, en vuelo directo hasta Cancún, Aarón tuvo un día bastante complicado, notaba nervios en el ambiente y él también los tenía, el aeropuerto fue todo un reto para el (y para nosotros), menos mal que estaban allí la llalla Loly y la tía Cristina para echarnos una mano mientras facturábamos y hacíamos todos los trámites previos al embarque.


Ya dentro del avión (hola nube, adiós nube) conseguimos que Aarón se durmiera un ratito, y después entre la pantalla del asiento y el teléfono conseguimos que estuviera más o menos tranquilo, aunque fue un viaje difícil.


Una vez llegamos, al hotel, simplemente pedimos algo de cenar y pronto nos fuimos a dormir.


Por la mañana, estuvimos expectantes, pues un peque de la edad de Aarón estaba realizándose el mismo tratamiento que haríamos a Aarón al día siguiente, tras recibir noticias del pequeño, nos quedamos más tranquilos.


El día fuerte llegó enseguida, teníamos que estar en ayunas desde las 10 de la mañana, así que fuimos a desayunar pronto y tratamos de tenerle entretenido durante el día y que se echase una siesta, hasta la hora en la que nos recogían para ir al hospital.


Una vez nos recogieron y llegamos al hospital, tardamos como una hora en rellenar todo el papeleo que teníamos que hacer, Aarón cada vez estaba más nervioso...

Por fin trajeron su pijama, y nos metieron a un box en el que debíamos cambiarle y ponerle en la camilla, Aarón lloraba, estaba nervioso, no le gustaba lo que estaba viendo. Junto con Edu, fue en la camilla hasta el quirófano, yo me pude quedar en la puerta, mientras le escuchaba llorar y decir "vámonos, vámonos", poco a poco el llanto se fue calmando, se fue quedando dormido con su mascarilla y Edu salió llorando del quirófano, Aarón, aun con su llanto, fue muy valiente. Estaban realizando la primera parte del transplante, la extracción de médula mediante una punción.


En unos 20 minutos nos llamaron, pasamos a verle despertarse, lloraba y se quería arrancar la vía, le pusieron un calmante y este hizo que se tranquilizase y se mantuviera "más o menos" tranquilo, mientras que procesaban las células, hasta la segunda fase.


Le volvieron a dormir para la segunda fase, esta fue más larga, mediante un cateterismo, desde la ingle hasta la cabeza le implantan las células ya procesadas, las suyas y las de banco de donantes.


All cabo de una hora, nos volvieron a llamar, Aarón se estaba despertando y lloraba mucho, pero esta vez no daba lugar a ponerle ningún tipo de sedante, tenía que despertarse, si o si, con lloro o sin él. Por suerte, no duraron mucho los lloros, enseguida nos llevaron a la habitación y, en cuanto trajeron la comida Aarón comió como si no hubiera comido en un mes, 2 filetes y medio de pollo empanado y medio platazo de macarrones (digo platazo porque era enorme), se tomó su zumo e hizo pipí, al recuperarse tan bien, nos sacaron del hospital y no tuvimos que hacer noche allí, eso sí con mil precauciones y con Aarón tumbado hasta el día siguiente. Lo agradecimos porque estaríamos mucho más cómodos en el hotel que en el hospital.


Al día siguiente Aarón ya podía levantarse, eso sí, no debía correr, ni saltar, ni bañarse en playa o piscina, si nos dijeron que le diéramos un baño en la ducha para que se hiciera más fácil quitar los vendajes a la hora de su revisión. Así que después de desayunar, subimos a la habitación, llenamos la bañera y le metimos en remojo mientras esperábamos la visita de los doctores. Vinieron y le revisaron las miniheridas que tenía, todo iba viento en popa, nos dijeron que le revisarían de nuevo en un par de días o tres, y que al día siguiente sí se podía bañar (con cuidado) tanto en la playa como en la piscina ¡¡Qué felicidad!!



Dr. Jerónimo, Dr. Omar López, Aarón y Mamá en la revisión (Papá está detrás de la cámara).


Día tras día y poco a poco, quitando las preocupaciones, Aarón empezó a disfrutar de su querida "agua, agua", playa, piscina, Explorer's Club (Club de niños) y explorar todo el hotel.









Desde aquí queremos dar las gracias a todo el personal del hotel (Dreams Sands Cancún de la cadena AMR Resorts) por cómo se portaron con nosotros, sobre todo con Aarón, por los detalles, la paciencia y el bienhacer, por las sorpresas, por el trato, etc...

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