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  • MGF

En Casa

19 de Noviembre de 2017

Al fin llegamos a casa, era por la tarde y la nevera estaba vacía. Mi madre, tenía una habitación preparada para que se viniera a ayudarnos unos días y así lo hizo, se quedó con Aarón mientras fuimos al súper a comprar.

Me hacía mucha gracia, toda la gente que me preguntaba -¿y ese niño no sale o qué?- a lo que yo respondía con mi más radiante sonrisa -está en casa con su abuela-. La gente me miraba sorprendida, ¿cómo era posible que estuviera de compras si acababa de dar a luz?, la fortaleza siempre había sido una de mis características.

Fuí fuerte cuando sufría bullying en el colegio, fuí fuerte cuando, por ser diferente a los demás, me marginaban en mi adolescencia, fuí fuerte cuando tuve problemas con chicos y líos de amores, fuí fuerte cuando perdí a mis abuelos, incluso fuí fuerte al llevar la enfermedad y la pérdida de mi padre.

¿Cómo no voy a ser fuerte ante una situación tan emotiva y agradable? En fin...


En casa era el momento de aprender cosas muy nuevas, al menos para mí, el baño, los pañales... Momentos de dudas ¿habrá comido lo suficiente? ¿le despierto para comer? ¿le dejo dormir hasta que se despierte? ¿y si me duermo y no le escucho?... Dudas, que tenemos todas las madres y padres del mundo.


También fueron unos días de visitas y regalos, todos, amigos y familiares, querían conocer al nuevo bebé, tuvimos que racionarlas, porque tanta gente en un único día era estresante, muy estresante, para mí y sobre todo, para Aarón. Recuerdo que una amiga me dijo "di a las visitas que no te lleven regalos, que te lleven tupper con guisos" y ¡Qué razón tenía!, entre las visitas a las que por supuesto tienes que atender, dar de comer al pequeño, lavar su ropita, recoger la casa... hubieran venido muy bien esos tupper... menos mal a mi madre, que ahí estaba para echar una mano, como siempre...


Teníamos que ir a hacer un montón de papeleos, que si registro, que si seguridad social, que si ayuntamiento, que si médico... También nos dieron cita en pediatría en el hospital donde nació, pues yo tengo un hipotiroidismo, y debían controlar los niveles TSH de Aarón (por suerte, todo salió normal y de eso nos libramos).


Poco a poco nos fuimos haciendo con las rutinas, las comidas, la casa, con todo... a Edu le quedaba poco para tener que volver al trabajo, el permiso de paternidad en aquel entonces duraba solo un mes, menos mal a que tenía vacaciones sin coger y estuvo con nosotros aproximadamente un mes y medio.


Aarón regurgitaba cuando comía, y al ratito lloraba, lloraba mucho, muy fuerte, muy desesperado, "serán cólicos del lactante"...


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